El fútbol es el deporte más popular entre la población
española. Sin embargo, existen detractores de este deporte que, para algunos,
ha dejado de serlo para convertirse en
una forma de vida. La vecina que quería “pincharte la pelota” cuando jugabas
con tus amigos en la plazoleta del barrio, el que piensa que va a una jungla
cuando entra por las puertas del estadio, el amigo inteligente que cree que el
fútbol es un deporte de catetos, el que critica que un club se gaste sus
propios fondos para hacerse con los servicios de jugadores llegados de todas
partes del mundo. Todos conocemos a alguno de estos personajes que merodean por
nuestras vidas. A ellos y a todo el que me quiera leer, le diría que fútbol es
mucho más que espectáculo, dinero y fama.
Todo el que ha estado dentro de las cuatro paredes de un
vestuario sabe que eso no es lo importante, sino que se lo digan a los
jugadores que compiten en divisiones inferiores invirtiendo su tiempo y
jugándose su integridad física de forma casi gratuita. ¿Qué saben las “mentes
superiores” de los amigos que se hacen con la rutina de los entrenamientos?
¿Qué saben ellos de los valores deportivos que se adquieren pegando patadas a
un balón? ¿Qué saben de lo saludable, enriquecedor, divertido y reconfortante
que es este deporte? Por suerte, el fútbol también enseña a obviar este tipo de
comentarios derrotistas del típico niño que no daba la talla para entrar en el
equipo del barrio y que después se hizo mayor.
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