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martes, 12 de noviembre de 2013

El valor de la cantera

Desde que los ingleses crearon el fútbol, siempre se consideraron superiores al resto de los países en lo que a cuestiones futbolísticas se refiere. Y con razón. Para bien o para mal, los ingleses cumplieron en el mundo del fútbol el mismo papel que España cumplió colonizando y evangelizando América. Los británicos comenzaron a formar parte importante de muchos equipos que comenzaban a surgir por toda Europa, sobre todo en ciudades importantes comercialmente hablando. Tener ingleses en las filas de un equipo era sinónimo de calidad. De hecho, el apodo con el que se le conoce a la selección inglesa de fútbol (los pross) deriva de la palabra 'profesional' y aparece entre finales del siglo XIX y principios del XX, cuando comenzaron a profesionalizar el fútbol y a crear campeonatos regulares para en definitiva, montar un negocio organizado que se acabó extendiendo como la pólvora por todo el mundo.

Las selecciones británicas se mostraban intratables con respecto a las del resto del mundo. Un dato significativo es el hecho de que el primer partido que pierde la selección inglesa en su historia (sin contar las derrotas con Escocia, que era tan profesional como los ingleses) no se produce hasta el 15 de mayo de 1929 (4-3 en el Metropolitano de Madrid ante España). Esto significa que desde la creación más o menos oficial del fútbol en 1863 hasta el citado año de 1929, los británicos fueron los auténticos jefes del deporte durante más de 70 años. Pero con la progresiva profesionalización del fútbol por todo el mundo esto empezó a cambiar. Se creaban campeonatos regulares en todos los países y comenzaban a usarse jugadores nacionales. De hecho, un gran déficit histórico de los futbolistas ingleses es que no se adaptan al fútbol fuera de las islas. Muchos británicos veían el irse a jugar fuera como una vergüenza.

A mediados del siglo XX la profesionalización mundial del fútbol ya es un hecho. Sudamérica es un gran filón de futbolistas rebosantes de calidad y Europa es la cuna del fútbol, donde más negocio existe. Esto provoca que muchos sudamericanos lleguen a Europa como importantes figuras de grandes clubes (Di Stéfano en el Real Madrid, Sívori en la Juventus, etc). Además, a la Europa occidental de la época llegaban numerosas estrellas de Europa Oriental que habían conseguido escaparse de su países (Puskas, Kubala, etc). Con estas incorporaciones, el fútbol español dio un importante salto de calidad a la vez que los Zamora, Lángara o Quincoces eran reemplazados por futbolistas foráneos.

El resultado de esta masiva incorporación de futbolistas extranjeros fue magnífico a corto plazo (equipos como el Real Madrid o el FC Barcelona adquirieron gracias a Di Stéfano y a Kubala un estilo de juego que hasta hoy les caracteriza), pero a largo plazo destrozó el nivel competitivo de la selección española. Tras el fracaso de España en el Mundial de Chile'62, se decidió cerrar fronteras en España. Desde 1962 hasta 1973, en España solo jugarían los españoles. durante este periodo la selección española cosechó buenos resultados destacando la consecución de la Eurocopa de 1964. Pero los tiempos avanzaban y no permitir el acceso de futbolistas extranjeros a España daba una visión negativa hacia el exterior en una España en la que Franco ya agonizaba. Además, incorporar extranjeros era un fuerte impulso para el comercio.

Desde 1973 se permite que cada equipo tenga dos extranjeros en sus filas. De manera que había que seleccionar muy bien a quién se fichaba. Generalmente eran delanteros que marcaran las diferencias mientras el resto del equipo estaría conformado por futbolistas nacionales que dotaran al equipo de un carácter propio. Algunos equipos como el Athletic de Bilbao o la Real Sociedad se negaron a fichar extranjeros y obtuvieron unos resultados formidables: la Real Sociedad gana en 1981 y 1982 sus dos únicas ligas españolas y el Athletic de Bilbao también encadena dos entorchados nacionales en 1983 y 1984.

Pero la potencia económica se fue imponiendo. El negocio aumenta con la Ley Bosman, la cual permitía el acceso de jugadores europeos o nacionalizados europeos en cualquier equipo de Europa sin que contara como extranjero. Muchos equipos comienzan a perder los valores que lo habían identificado durante años y años. El Arsenal, el equipo más histórico de Inglaterra llegó a formar una alineación a principios del siglo XX en la que no figuraba ni un solo inglés. El negocio le ha ganado la partida al deporte, hoy en día muchos canteranos no tienen su oportunidad porque se ha fichado a un jugador extranjero de su misma edad por un precio astronómico y este sí puede jugar. Afortunadamente, a España esto le ha venido bien, al menos en lo que a nivel de selecciones se refiere. Se ha logrado juntar una generación de futbolistas que brillan en  los grandes equipos de Europa y que han llevado a la selección a lograr dos Eurocopas y un Mundial de manera consecutiva.

La crisis económica en Europa no ha cambiado para nada la situación, solo ha provocado que los equipos grandes sean cada vez más grandes y los equipos pequeños cada vez más pequeños.

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