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martes, 26 de noviembre de 2013

La prostitución del fútbol

Hace ya mucho tiempo que el fútbol dejó de ser un entretenimiento para convertirse en una forma de vida. En España, el fútbol mueve mucho más dinero que cualquier otro evento cultural, en ocasiones incluso es capaz de desplazar a la política y a la economía a un segundo plano en la apertura de los informativos generalistas. Mucha gente ve los informativos como quien va al cine y come palomitas esperando que empiece la película, solo que lo que espera este ansioso espectador es la información deportiva, cada vez más amplia y por qué no decirlo, cada vez más mala.

En este contexto en el que el fútbol más que un deporte es una industria, es inevitable hacer cualquier cosa para ganar dinero. El dinero es el que permitirá a un club fichar a grandes jugadores, mantener sus grandes sueldos, y supuestamente, obtener grandes resultados deportivos. Los grandes resultados deportivos traerán consigo mejores contratos de televisión y los grandes jugadores traerán consigo mejores patrocinadores y un mayor número de ventas de merchandising. Quien por valores éticos decida permanecer fuera de este juego, está destinado irremediablemente a su propia autodestrucción.

Hace ya tiempo que vemos normal que los clubes luzcan en sus camisetas patrocinadores, pero esto en su momento fue visto como algo que 'ensuciaba la camiseta del club'. Argumentando que los tiempos cambian y que el dinero de esos patrocinadores en la camiseta era algo necesario, lo hemos aceptado e interiorizado de tal manera que nos extrañamos cuando vemos a un club sin patrocinador. Siguiendo con esta prostitución a la que se somete el mundo del fútbol, el siguiente paso fue poner en venta el nombre de los propios estadios. Los que en su día fueron sagrados templos del fútbol como Highbury, el Olímpico de Munich o el Westfalenstadion se han transformado en el Fly Emirates, el Allianz Arena o el Signal Iduna Park. En España nos encontramos algunos casos en equipos pequeños (Reyno de Navarra u Ono Stadi), aunque afortunadamente, por los motivos que sean, el nombre de estos estadios han vuelto a la normalidad. Esta situación en España podría sufrir un giro de 180 grados si el Real Madrid decidiera renombrar al Santiago Bernabéu con el 'bonito' nombre de Microsoft. Lo dicho, pura prostitución.

Pero la prostitución va más allá de los simples clubes de fútbol, que al fin y al cabo solo son los peones de la industria futbolística. ¿Qué pasa cuando es FIFA la que se prostituye por dinero?. Pues no tardaremos muchos años en comprobarlo. La propia FIFA, quien prohíbe en competiciones continentales e intercontinentales que el nombre de un estadio sea de una marca publicitaria, no ha dudado en venderse por dinero. Me refiero con esto a la más que dudosa elección de sedes para la celebración de los próximos mundiales. Si bien el Mundial de 2018 se celebrará en Rusia (lugar algo incómodo por las condiciones climáticas, pero bueno, no deja de ser un país con una importante tradición futbolística), es con Qatar 2022 cuando al buen aficionado al fútbol se le cae el alma al suelo. ¿Qatar?, sí, Qatar. ¿Qué se le ha perdido al fútbol allí?. Perdido nada, pero seguro que la FIFA encuentra un buen puñado de los famosos petrodólares. No contentos con darle el Mundial a un país sin ninguna tradición futbolística y cuyo cumplimiento de los derechos humanos básicos es más que inexistente, la FIFA está dispuesta a que el Mundial se celebre en... ¡¡¡INVIERNO!!!.

Cuando llegue el 2021 veremos como todas las competiciones futbolísticas nacionales y continentales se detendrán en el mes de diciembre para que en enero de 2022 se celebre un Mundial en Qatar, porque el verano qatarí es demasiado cálido para la práctica del fútbol. La población qatarí, como gran conocedora y aficionada al fútbol, seguro que llenará todos los estadios. Es más, seguro que cualquier qatarí podrá permitirse el lujo de comprarse una entrada para un partido de un Mundial, ya que en Qatar sobran los petrodólares. 

Solamente me queda decir que si juntar un Mundial de fútbol con Qatar (con su gran pasión futbolística, sus desiertos, sus camellos, sus petrodólares y sus infracciones de los derechos humanos) no es prostituir el fútbol, poco más me queda por ver. Y que salgan ahora los que vean a Qatar 2022 como una oportunidad para 'evangelizar' a esos 'pobres demonios'.

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